Mírame,
Como si fuera nuestra primera vez,
Recuerdo la suavidad de tu piel,
Que con el tiempo fue minándose
De espinas crueles…
Y vi que no me interesaba,
Jugué, como ya no jugaba,
Sentí que todo se activaba,
Y al fin, tu piel era el hogar de espinas crueles…
Escúchame,
Como sino me conocieras bien,
Sorpréndete por las frases que,
Se convertirán en la daga
Que tajearon tu piel…
Y vi que cuando sangrabas,
Tu plan, era no dejar de sangrar,
y así tu sangre fue veneno,
Y al fin, tu piel era el hogar de espinas crueles…
Cállate,
Que tus palabras me lastiman y me arden,
No beses mis heridas con tu miel,
No había necesidad de humillarme
Y aprovecharte de mi amor…
Aprendí, a querer la soledad,
Se siente, en general hermosa,
Y al final, es la mejor companía,
Decidí comenzar el viaje,
Para no llegar a algún lugar,
Solo, para poder salir de aquí,
Solo para buscar la rosa,
Sin espinas en la piel…
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