El ser, el siendo y el seré...

01:56 AM. Cierra los ojos, Déjate seducir por el sueño, Contempla tu inconsciente, Mientras tus oídos... ...Se apoderan del silencio...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Entre los guijarros / Umiel Octubre - 2010



Con mi anhelo apuntando por doquier, me encontraba solo en aquel parque, hasta que te sentaste junto a mí y disfrutamos de la casualidad, pero creo que ya no es casual que nos volvamos a besar. Pero no me voy por los aires ¿de que me sirve preguntar?, si es confortable reír y fumar juntos y compartir nuestros domingos de casualidad, antes que el humo del tabaco quemándose mientras hablo con mi reflejo lo que solía hablar con ella.

Y están todos apurados,
Y yo escribo sentado,
Mirando flotar,
El humo de los cigarros...
Esperando en la costa,
Las olas de mar,
Como uno más entre los guijarros.

Y así espero que me cubra la espuma salada y que caiga la noche, para enamorarme de nuevo de una estrella, quizás fugaz. O será que la propia noche determina los límites que definen lo que es y lo que será, y será la noche la culpable de la fugacidad, o la misma noche es de por sí fugaz. Pero en las letras de este papel perdurará mi centro, como el puente de tantas islas de experiencias, y me quedará aprender a esperar, en la costa anhelando como uno más entre los guijarros. Soy joven y tengo tiempo, tanto tiempo…  mucho tiempo para encontrar esa estrella que queme, que me prenda fuego, ese solcito particular que haga especial cada amanecer al rozar con sus rayitos mi rostro. Y así tendré mi identidad, o tendré que aprender a nadar y construir con mi esfuerzo el sentido entre los recuerdos, darle sabor al mar con la memoria, para darle coherencia a tantas islas que parecen flotar en la nada; y es la misma nada la que me obliga a esperar como uno  más entre los guijarros, hasta caer la noche y volverme a enamorar de esa estrella que es fugaz; y la corta duración del beso me invita a aprender a nadar, llegar a  cada isla y recordar lo que mi memoria me permita; y sea el verso quizás la continuidad y que el mar se tiña de amor y vuelva a tener sabor a sal; aunque las letras se diluyan por el agua y los ojos se irriten por la sal; no tengo nada que perder y por eso me la juego entero y convencido. Y si, es por ella que estoy así, en esta situación donde el recuerdo no me sirve ni para entretenerme; y escribo para no vivir entre islas y creer que las letras le dan a mi vida cierta continuidad.  Y si, es por ella que estoy así, por ella que simboliza mi capacidad sincera de amar por amar; y hoy que no amo y no me aman, tengo miedo de olvidar como amar, pero entiendan que estas letras no hablan de ella, sino de mí, de mi lucha por salvar mi capacidad de amar, mi lucha por devolverle la sal al mar, y ser la sal misma que le da sentido a todas las islas que parecen flotar en la nada. Y si, al hablar la implico a ella. ¿Pero qué me importa que sea hermosa, morocha, femenina y divina? Si es la misma que con ternura en el rostro no te escucha, no entiende y no cambia. Y con ese cuerpo perfecto que alguna vez fue mío apasionado, con esa boca abundante, manantial de besos enamorados en el pasado, pronuncia palabras, que no dicen te amo como en aquellas mañanas, boca que dulce en recuerdo la oigo pronunciar:

Te he clavado una daga en el vientre,
Siente la impotencia
De no poder hacer nada…

Y así todo empieza como también termina, pero como la pasión y la alegría, la propia tristeza y la melancolía estás atados a esta realidad esporádica y relativa; y así como el amor finaliza, el dolor y la tristeza también terminan.
En el suelo de mi memoria camino descalzo sobre la tierra que debajo de él entierra todo aquello que mi vida olvidó y no olvida; y las flores que sobre ellas crecen me enseñan a nadar, y si me ahogo, es su aroma la que entrega alas y me alienta a aprender a volar; pues si en tierra no aguanto mucho más, y no puedo ir por mar, me queda entregarme al viaje por el aire de los aromas del rosedal, hasta encontrar la primavera de mi vida. Así la memoria de la vida es la tumba de lo que muere, está muriendo y morirá; de aquello que se quiere, de aquello que se puede, recordar o no recordar; la vida es realidad ente muertes y algunos suicidios; y me defiendo y lucho con las letras, por la trascendencia del verso, con nados, vuelos y aromas a sal.

Están todos apurados,
Tan apurados…
Quieren escapar,

Y yo me quedo mirando,
El flotar,
Del humo de mis cigarros;
Encontrando una salida
En la costa,
Empapado por espuma de olas de mar,
Como uno más entre los guijarros.
Enamoramiento, estrella, estrellita,
Espero que no seas fugaz,
Ni tampoco la noche lo sea,
Mientras tanto pienso en nadar,
Dejar de esperar y quizás volar,
Mientras soy uno más entre los guijarros.

Luego de la apuñalada seguramente estaré muerto, pues no pude hacer nada, pero que buena condición para enfrentar a esta realidad, donde la memoria es una tumba en la que florecen flores cuyo aroma es continuidad, entre tantos suicidios, muertos, moribundos y los que han de morir y hay por matar. Quedando ese espíritu mío con sentido, con identidad que trasciende lo que fui y lo que estoy siendo; y eso mismo será el protagonista de lo que estoy por hacer. Y ese sentido hule a rosas como uno más entre los guijarros.


2 comentarios:

  1. Bellisimo!!! De lo que leí hasta el momento uno de tus mejores texto, inmejorable... Umiel mis aplausos y reverencias para tan estimulante poeta.

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  2. Muchas gracias, admito que es uno de mis textos favoritos. Y además no existe estímulo mayor, que las palabras de aliento, para aquellos que nos sentimos: autor. :-)

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