Sé que andarás por ahí unos días, Con vestigios de un amor, Ensuciándote. / Umiel - Julio 2013

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Sé que andarás por ahí unos días,

Con vestigios de un amor,

Ensuciándote.

Sé que una lágrima te irá a buscar,

Luego de apalearme y anhelarme,

Y se que además el recuerdo te hablará sobre mí,

Y ojala que puedas mejor que yo,

Hacerlas callar,

O hacerlas reír.

Hasta ahora solo atino a hacerlas poesías,

Las mareo con las rimas,

Hasta que caigan exhaustas de tanto bailar.

Quería decirte esto antes que se enfríen,

Las sábanas tibias,

Que dejaste al marchar.

Aún con la sangre caliente,

De nuestro amor,

Que no pudo despertar.

Y se va a la condición mortal,

De haber brillado sin temer,

En una voz,

En las huellas de la piel.

Y aunque la cama ya enfrió,

Y el invierno teme que habrá las ventanas,

Con temor a congelarse con este corazón,

Que de paso te manda saludos,

Un beso y una flor.

Me iré de vacaciones con él,

Así no piensa en el 14 de febrero,

Deja de masturbarse con Romeo,

Que solo lo sumerge en un estúpido dolor.

Así lo alejo de las malas juntas,

Que lo suelen separar,

Entre aquel tipo que se hunde,

El que ya no puede respirar,

De aquel al que le vibra el vientre,

Y se caga a tiros con el dolor y la soledad.

Economía de guerra,

Armamento poético y bélico,

Conflicto semántico sentimental,

Perdidos en el vacío del espacio,

Sin comida ni verdad.

Los tripulantes encuentran balas,

La pistola, la desolación y el caudal.

Las risas se despiden unas de otras,

Las raíces ya no quieren cantar.

Juego con los restos sobre la mesa,

Dejo mi destino para mañana,

O también quizás,

Para adentro de un tiempo,

Cuando mire entero,

Cuando salga a caminar,

En busca de algún destello,

Donde pueda arrojar,

Esta hermosa y adicta basura,

Este reclamo sordo,

Esta esperanza inepta,

Este miedo con demasiadas cartas,

Este sueño sin elenco,

Este teatro cínico,

Plateado que se entretiene al cegar,

Con ese plateado que se refleja,

A los ojos, el fuego y el mar.

Que lloran y miran como se quema,

Los cuerpos de Teresina y su familia,

El el ataúd de plata,

El molino,

Nuestros gigantes,

Nuestros hijos no concebidos,

Los viajes que no hicimos,

Los sueños apenas siendo niños,

Y la brújula del destino.

Y con suerte también, quizás,

La tiranía de la fugacidad,

La antagonía fatal

De lo espurio.

Sal por el balcón,

Solo te quieren mirar,

Sabes que con eso basta,

Luego se marcharán.

La resignación nunca fue lo mío,

Pero ya no vale la pena luchar.

Porque no basta con la justicia,

Sin causa no hay presente,

Y sin él, ni futuro ni dignidad.

Algunos sentimientos,

Proponen que nos organicemos,

Y por ahora con lo que pueda lo voy a ayudar,

Con el tiempo llegaremos,

A la muerte digna,

O la sensación de saciedad.

Antes que nada el riesgo,

Te da vida y te envenena,

Por lo menos lleva mi sangre,

Por lo menos no me lo va a negar,

Me acompaña con fuerza,

A soportar la frustración,

Está muerto aunque pelea,

Muerto de pie y con bastón.

No puedo hablarte,

Y las palabras se secan,

Como tu rouge,

En mi labio inferior…

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