Y llegue a la conclusión que es cierta aquella frase que leí por ahí:; que aquellos que no te entienden ni comprenden, no podrán consolarte...
Pero también es cierto que no es tan fácil controlar la eficacia de mis mejores razonamientos. Y realmente mi pensamiento es mi doctor, pero no me curará jamás si solo toma mis enfermedades del cuerpo, sino toma en cuenta lo que llevo adentro... Será por eso que siempre termino condenándome, en los peores y más crueles juicios, aquellos donde el victimario y la víctima son la misma persona, y esa persona sea yo mismo; y así se repite sin cesar en un eterno retorno, luego de cada mala praxis...
Y me entrego a la suerte de la eficacia arbitraria de mis grandes pensamientos... Aunque la realidad atente contra los movimientos, que se suceden causalmente de ellos. Y así descubrí, que solo pude olvidarte al creer seguro que tú me habías olvidado; y no pude resistirme cuando sonreíste divina a mi lado...
Y levanté la bandera blanca, pedí una tregua, pero tú te acercabas tan tierna con la boca llena de convicciones, con la boca llena de besos, con la boca dispuesta a enamorar.
Y miro flamear...
una bandera de color blanco,
hoy es tiempo de paz,
de perdón y de encantos.
Besos nuevos por besar,
y caricias para un mismo cuerpo,
para buscar en pleno fuego,
lo que creí perdido en el tiempo...
Y veo que soy el que iza,
esa bandera de color blanco,
al ver que el olvido,
desaparece a tu lado.
Y otra vez la paloma,
y otra vez la ansiedad,
la cantidad de amor por semana,
el aumento de la intensidad...
de todo aquello que siento
y que creía perdido en el tiempo...
Y miro flamear...
una bandera de color blanco,
hoy es tiempo de paz,
tiempo nuevo a tu lado...
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