Que ruido hacen los grandes al caer,
Pareciera que su magnitud,
redoblara los ecos del fracaso...
No es novedad que la alegría de unos
y la tristeza de otros,
convergan en una misma secuencia,
y sin embargo todos conocían las reglas;
muchos pueden hablar gustosos de transparencia.
Increíble cuadro ver caer museos de gloria,
los escombros caídos con tanta fuerza,
desde tan alto,
penetraron profundamente el suelo de la historia.
¡Cuanta libertad se derrama al caer un poderoso!
Libertad, que solo derramada puede ser vista por los otros,
la justicia democrática se antecede a los decoros,
y subyace en la confianza en que la reglas imperan para todos...
sin atenerse a los daños irreversibles,
el noqueado gigante, atónito descubre
que todos en algún momento somos mediocres y sustituibles...
Ensordecido por los ecos de la derrota,
no habrá fiestas ni champagne esta vez,
solo un camino por recorrer: el de la soberbia rota...
Que ruido hacen los grandes al caer,
pareciera que su magnitud,
redoblara los ecos del fracaso,
y sin atenerse a los daños irreversibles,
el mounstro enorme, perplejo descubre,
que siempre hay un momento para ser mediocres y sustituibles...
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