Te miré y seguías encendida eternamente,
las sábanas conservan tu forma,
y podría perderme en cada arruga de ella,
aunque muera en esa cordillera inventada,
los restos de viento de tu ausencia,
contiene entre su frío,
tu aroma...
(Y hasta tu ausencia es bella)
Lo intentaré mientras te mantengas encendida,
solo un beso equivocado
interrumpirá la voluntad de mis actos,
contéstame durante el beso,
lo decidido, lo sentenciado,
¿Qué le importa el orgullo a un condenado?
Y te miro brillar,
te disfruto al brillar,
y más lo disfruto cuando te opacas,
contenme en tu brillo,
déjame explotar...
Déjame...
Déjame...
(Pues para salir, primero debo entrar...)
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