no hay nada peor que lo besos que no se dan,
cuando la urgencia eclosiona contra la posibilidad,
de que nunca se vayan a dar...
Los besos que deseo en secreto,
y que en silencio se van...
Los besos que deseo en desenfreno,
y que ignorados se arrojan al mar...
Los besos que necesito en silencio,
y que en silencio se van...
El neceser de los labios omitidos,
se suicidan en el acantilado de la verdad,
se quebraja la piel con el frío del viento,
es domingo, es invierno,
y que chifla: nunca pasará...
Y quedé colgado en el vacío,
de lo que pudo, y no ha sucedido,
atormentado en el fracaso de las consecuencias,
que quise ignorar al dejarme en evidencia...
Y he aquí la mayor crueldad,
no poder distinguir,
los puntos suspensivos,
de los seguidos y el del final...
Y pude comprobar, que la libertad nace del desengaño...
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