No distingo tiempos,
hoy es ayer e idéntico a mañana.
Y no quiero morderme ningún beso,
ni guardarme algún intento.
...Desnudos los cuerpos entre lazos de seda envolviéndolos, como si su piel fuera sol y caramelo...
Comenzaron a ser mejores antes de besarse,
continuaban siéndolo, luego de hacerlo;
entiendo que luego del perfume,
volviera hambriento.
Como suele pasar,
ocurrentemente.
El deseo me tiene sitiado,
y termino odiándote tierna y sigilosamente.
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