Y todo este circo en pose,
contonea condescendiente,
embriagante,
dopante,
convenciéndome que lo ocurrido,
es mi decisión.
Y el deseo queda amorfo,
sin objeto,
ni corazón.
a la vez el placer,
sin satisfacción.
Mi instinto de autopreservación no calló y protesta; el eco de aquellos gritos entran por debajo de mi puerta; a través de la tinta de estas letras.
"Aunque por momentos,
te brinden amor;
aún no encuentras,
en quién confiar."
Y la herida sonriente aguarda como un león,
para no ser sueño sin dormir ni estar despierto;
rezando a la intuición,
que esta sangre arderá,
que estas manos aún conservan magia,
que hay besos que se inclinarán ante las miradas,
que atraviesan las sombras,
apagan el dolor,
y ahuyentan la rabia.
El miedo en este contexto es inevitable. La cuestión es:
Miedo ¿Para qué?
Si no hay objeto ni corazón,
ni satisfacción,
ni amor.
Ansiedad, hartazgo y contradicción.
Y todo este circuito se desnuda entregándose,
endrogándome,
adulándome,
para convencerme que lo ocurrido,
es mi decisión.
La inocencia es impracticable,
la cuestión es:
¿Por qué?
...Si la cobardía no es una opción,
al menos por momentos,
me brindan amor...
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