El ser, el siendo y el seré...

01:56 AM. Cierra los ojos, Déjate seducir por el sueño, Contempla tu inconsciente, Mientras tus oídos... ...Se apoderan del silencio...

martes, 19 de febrero de 2013

Corría en los pasillos de Guantánamo... / Umiel - Febrero 2013




Mi interior,
Se desparrama dentro del cuadro,
Cuando el pincel estaba a punto de explotar,
Yo que desaparezco dentro de su mano,
Mientras el caudal se empieza a multiplicar...
Y sin el bote del encanto,
Broté marchito en su paladar,
Caí erguido al fin,
De su garganta y fui,
Un simple náufrago en ultramar.

Corría en los pasillos de Guantánamo...

¿Donde esta lo que alguna vez tuve?
¿Se perdió entre esas nubes,
Que pasan del celeste al gris
Y empiezan a relampaguear?

Y lloré litros de sal...
Lloré y lloré y lloré,
Hasta secarme, y empezar a enfriar...
Se puso recta,
La línea de mi palpitar...

Y lloré litros de sal...
Cuando apareció esa tormenta sin avisar.
La flor se hundió en barro de la inundación,
Y ella apelaba a mi soledad para que pueda disfrutar.
De aquello que me gusta y nos hace diferentes.
Y yo que guardé mucho de lo que medió,
Hasta lo que solía odiar o ser indiferente...

Cuando se aprietan un poco de más los dientes,
Lastimando la piel y cortando el hilo del que tiende,
Un libro dorado que llevaba guardado,
Un soldado en mi hombro,
Y que relata mis deseos y sueños más secretos,
Hay en rincones de mi corazón,
Donde habitan seres que aborrezco,
Nunca maté a ninguno,
Pero mi soberanía me ampara,
Y ante la ley los encierro.

Cuantos huesos me rompí,
En el riesgo de quererte...

Y lloré litros de sal...
Y lloré litros de sal...
Y lloré litros de sal...

Me ahogué en un salitral.


Y sin el bote del encanto,
Broté marchito en su paladar,
Caí erguido al fin,
De su garganta y fui,
Un naufrago en ultramar.
Cuantos huesos me rompí,
En el vértigo de amar,
Para que al final,
Me ahogué en un salitral...

Corría en los pasillos de Guantánamo...
Mientras sus adolescentes caprichosas jugaban a la cuerda,
Con la línea recta de mi palpitar…
Caí al fondo de su garganta erguido y fui náufrago.
Al intentar cambiar las miserias de su mundo,
Y termine torturado por Dionisio y un soldado yankee en Bagdad.
Sísifo le penetraba el ano a Hedónisio,
Mientras Lujurio los miraba sin poder dejarse de masturbar.
La hostia humedecida con el semen de los tres y de otro que no se iba a mostrar.


Y sin el bote del encanto,
Broté marchito en su paladar,
Caí erguido al fin,
De su garganta y fui,
Un simple náufrago en ultramar.

Corría en los pasillos de Guantánamo...


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