Y el escritor escribe,
Más y más,
Por la frustración constante,
De no sentirse buen escritor.
Los dedos nunca la han encadenado,
La verás sembrando el caos,
A ella siempre le gustó,
Jugar con cosas calientes en sus manos.
Y yo me prendo fuego,
Y me muevo como el objeto malabareado.
Como escritor delirante,
Por una parecida frustración,
Me convierto en amante,
Al descubrir tus letras y el amor…
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