(Advertí cierta declaración involuntaria en la forma en que sus dedos se deslizaban sobre sus labios, y en como con la otra mano acomodaba su escote y tomaba su cuello en vísperas de sofocación; mientras jugaba escondidas con sus lentes y los reflejos de sol, que dependiendo de su movimiento, permitían ver la dirección de sus ojos o no.
Destruyó la distancia y la levedad que contenía el recuerdo de la última vez que nos vimos; con su gracia y su tenaz pleitesía)
Ella se asomó
mulata y esbelta,
pronunció mi nombre
y sonrió
con su inmensa risa;
hablándome cálidamente,
dulce y cautivante en su sorpresa;
logró espontáneamente dormir
mi mirada sobre el tono oscuro de su piel,
que promete sabor
y aroma.
Direccionando mis intensiones
hacia los pliegues exquisitos
de su boca;
que danza jocosa
entre sus dientes, su lengua y sus labios;
en la fiesta implacable de su rostro.
Ella se asomó,
delgada y negra
y mencionó en su sonrisa;
que dejaba atrás un recuerdo
mientras hablaba dulce y cálidamente,
entre sonrisas y delicias,
para mí y para todxs lxs que observaban;
...sembrando ecos dentro de mí...
que al igual
a capullos de luz y cristal,
hacen ruido en mi oscuridad.
Y me pareció oír
que decías,
con tu sensual y decidida cortesía,
que un fantasma de sábanas
no tiene pies,
no puede moverse,
y que no saldrá de allí;
que simplemente no debía
pasar ya por ahí;
donde aparece y lastima,
y luego huye corriendo de ti.
...Ella es una arco iris
de tormenta...
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