El ser, el siendo y el seré...

01:56 AM. Cierra los ojos, Déjate seducir por el sueño, Contempla tu inconsciente, Mientras tus oídos... ...Se apoderan del silencio...

lunes, 17 de octubre de 2011

Eutanasia sentimental. Muerte emosional (De la vida al coma, del coma a la muerte) Umiel / Octubre - 2011



He de confesar, sin ligereza, que este texto viene a quitarle el polvo a las letras del epitafio que a mediados del pasado año comencé a escribir... Cada frase comienza el trabajo de grabar una letra más, en tal irreversible mensaje. Y vi, que aquel cadáver del que tanto escribí, no era tal. Era un estado constante de coma, deseaba creer que estaba muerta, pensaba noche y día en la planificación de su entierro. Pero un día, sin avisar, sin dar señales, despertó unos minutos para expresarse, pronunció palabras que no sentía, que no eran reales... Me mintió para luego dormirse creyéndose ella misma sus propias mentiras. Luego volvió al coma, y esa situación la leí en códigos de despedida, pues me encuentro caminando en el pasillo de este hospital (Que se encuentra en medio de mi pecho) a punto de aprobar una eutanasia... Quedan pocos segundos y se que nada va a cambiar. Escribo en un papel las palabras que le faltaban a ese epitafio incompleto y me obligo a no sentir... No sentir piedad, piedad ni por mi mismo...

(Las flores se marchitan y dudo que así exista por mas tiempo la primavera. Cada vez menos flores florecen, cada vez con menos fragancia. Ricardo Fort compro rosedales para producir flores artificiales. Perfumes costosos y muchos gimnasios. La noticia fue tapa de Clarín, fue justificada por Tinelli, fue acallada por la ignorancia, silenciada por el desinterés... Un chiste y todos ríen, pues no tienen tiempo más que para ocuparse de sus asuntos... Y creen que la primavera, al ser de todos, no es de nadie.) En Puerto Madero queman lo poco que queda de ella, la hacen arder... y desaparece, se va, se está yendo; se está por acabar...

La tensión constante...
Por momentos simplemente miedo...
Caigo en un pozo y me dejo allí,
Fuera del mundo, pero no de mis argumentos,
Pero mis argumentos no pueden cambiar nada...
Nada, de nada, de NADA...

Solo se me vienen frases que no quiero pensar, palabras que no quiero pronunciar, sentimientos que intento hacer morir de hambre, y las ilusiones que se me escapan de la caja de la prudencia, cayendo al suelo de la realidad... ilusiones que veo destruirse en mil pedazos, tan puras, tan transparentes... casi de cristal...

Pero Enrique (Bunbury) tiene razón, algunos temen llegar primero y otros temen llegar antes que nadie... Gritar ante oídos sordos me hace invisible entre la multitud del tráfico, me hace estándar en la noche de boliche,  me hace una fálica reducción a la "libertad" instintiva. Me hace perderme en la intrascendencia de una conducta sin sentido... Llenando el curriculum de noches de soledades compartidas, de noches vacías, de mañanas tristes, de ganas de emborracharme para no pensar y no para divertirme, de ocios que buscan borrar tan fácilmente mi memoria como el historial de internet explorer. Fracasan, solo escapan, no encuentran la salida, corren, desaforados, con mucho humor, tapando la ansiedad con movimientos, con silencios obligados, con carcajadas de risas escupidas sin estar contento...


Así me encuentro...


Tengo un nudo en la garganta, 
Si lo desato,
Lloro…
Nervios, nervios, nostalgia;
La represa de mis emociones tristes…
El deshielo de la fe,
La contaminación coronaria,
El sobre calentamiento del dolor,
El tsunami de encontrarte sin buscarte,
El terremoto de buscarte y no encontrarte,
Y el huracán de las malditas casualidades...
Y la peor de todas: la insistencia constante de mis debilidades...

Eutanasia, eutanasia, eutanasia, eutanasia...
(Pero el cuerpo sigue allí, en cada rincón, entre mis palabras, escondido en mi ropa interior, diseminado en mi alma...) Mire donde mire falta algo, se llena de huecos los espacios... pero son en esos mismos huecos, donde te encuentro... El doctor se acerca y me habla despacio, como si fuera menos delicado el asunto al susurrarlo. Me da una birome azul para firmar... Y no puedo dejar de reír, no puedo dejar de no pensar, cada milímetro del trazo de mi firma me da gracia, de esas risas que no expresan felicidad pero a su vez no es falsa. Interrumpo la firma para preguntarle que ocurrirá con el cuerpo, y responde que el hospital se encargará de él hasta el entierro. Y pregunté cuando debería ser eso y respondió: cuando usted lo decida. Solo atiné a responder: cuando termine el epitafio... Pensé cuando construya argumentos... cuando tenga palabras que expresen hechos, cuando pueda hablar de todo sin caer atado en el nudo que tengo en mi garganta y en mi panza... Entienda doctor (Me decía a mi mismo) que estoy vacío, carente de palabras, de la nada de aquellos días sentado al lado de una muerta que no quiere morir, vacío de la falsa esperanza que me quise imponer, la esperanza falsa que enamorado decidí creer... Entienda Doctor que: Soy el eco de los silencios que pronunciamos, cuando deberíamos haber hablado... Y solo se me vienen frases que no quiero pensar, palabras que no quiero pronunciar, sentimientos que intento hacer morir de hambre, y las ilusiones que se me escapan de la caja de la prudencia, cayendo al suelo de la realidad... ilusiones que veo destruirse en mil pedazos, tan puras, tan transparentes... casi de cristal... Solo es cuestión de tiempo... Mientras tanto firmo la eutanasia...
Me tiembla el pulso...
(Mientras tanto firmo la eutanasia...)
Me caen lágrimas...
(Mientras tanto firmo la eutanasia...)
Desde lugares profundos,
que ni yo conocía...
(Mientras tanto firmo eutanasia...)
y...
Tengo...
(Mientras tanto firmo la eutanasia...)
Tengo un nudo en la garganta...
(Mientras tanto firmo eutanasia...)
Si lo desato, lloro...
(Mientras tanto firmo la eutanasia...)
Nervios, nervios, nostalgia...
(Mientras tanto firmo la eutanasia...)
no hay represas para mis emociones tristes...
(Mientras tanto firmo eutanasia...)
Amo y odio...
Mientras firmo la eutanasia...
Río y lloro,
Mientras firmo la eutanasia...
Entienda Doctor que: Soy el eco de los silencios que pronunciamos, cuando deberíamos haber hablado... Y solo se me vienen frases que no quiero pensar, palabras que no quiero pronunciar, sentimientos que intento hacer morir de hambre, y las ilusiones que se me escapan de la caja de la prudencia, cayendo al suelo de la realidad... ilusiones que veo destruirse en mil pedazos, tan puras, tan transparentes... casi de cristal... Solo es cuestión de tiempo... Mientras tanto firmo la eutanasia...

Quedan pocos segundos y se que nada va a cambiar. Escribo en un papel las palabras que le faltaban a ese epitafio incompleto y me obligo a no sentir... No sentir piedad, piedad ni por mi mismo...
Pero...
No vaya a s ser que uno se atragante con la saliva agria de las palabras poco profundas... esas que se escupen mas que pronuncian...

Amo y odio...
Mientras firmo la eutanasia...
Río y lloro,
Mientras firmo la eutanasia...

Haciendo malabares, en una mano la realidad, en la otra mis nervios, y en el aire mis sueños... son de vidrio y nunca fui ágil...

Te amo al odiarte y te odio al amarte...  Haciendo malabares, en una mano la realidad, en la otra mis nervios, y en el aire mis sueños... son de vidrio y nunca fui ágil...

Te amo al odiarte y te odio al amarte... 
Ya está firmada la eutanasia...


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