-"Brote y despliegue. Se llamará Alicia. Alicia mía, mi Alicia."
Brote y despliegue, se llamará...
Alicia,
para siempre Alicia,
Alicia en la luna.
Entre musas, Musarañas y ninfas.
Aquél sabroso big-bang,
Aquella espléndida metamorfosis,
Aquel delicioso antes y después...
En los ojos; en la mirada,
En el corazón y en la boca.
En el cuerpo, en los sexos,
Rebotando entre las entrañas y el alma,
Danza deslizándose en la estela plateada
del orgasmo.
Institución del ser,
del mío ser.
Aquel exquisito antes y después,
en mi vida, la tuya;
En mis deseos, los tuyos;
También,
en los nuestros.
Brote y despliegue,
Alicia,
No me olvides Alicia,
Alicia,
Para Siempre Alicia,
Alicia en el alma,
Alicia mía,
Mí Alicia.
-¿Alicia? Espejos, reflejos y recuerdos.
A-¿Qué soy para tí?
Y-Nunca lo sabré si te cobijas en la anónima oscuridad. No me basta con tu voz, quiero mirarte a los ojos.
¿Quién eres?
Asómese una bella mujer que cambiaba de tamaño, de ánimo, de pelo, de color, de piel y también de idioma. Como una llama plateada flameando bajo el agua; agitando sus olas y dorando su espuma. Cambiaba completa, pronto descubriré si de principios también.
Y-¿Quién es?
¿Quién se esconde detrás de tu nombre, Alicia?
Quizás deba preguntar,
¿Cuáles? ¿Quiénes?
Antes...
No olvides por favor que suelo moverme entre la sonrisa del gato y el secreto apurado del conejo.
Debo confesar que nunca fuiste la misma en mí. Te interpreté de mil maneras, enredándome entre los ecos e imágenes de aquella mujer que fuiste conmigo; y lo que significaste para mí en ese momento.
Continué tropezando y volví al momento cuando te experimentaba desde el dolor. El luto de aquella flor que nació brillante, rebelde y hedónica en el despliegue de sus pétalos. La amargura empalagaba la vista yaciendo allí sus restos.
Terminé cayendo hacia la conclusión que el tiempo concreto;
como cemento,agua, arena,
algodón, miel y canela;
demostró que ya no se quién eres, Alicia.
Debo admitir además que usé tu nombre a mi conveniencia. Unas veces para descubrir nuevos nombres. Y otras para tragar el aroma nauseabundo del plagio; y así identificar el olor de naranjas a medias, de naranjas secas y naranjas sin flor.
Aquél sabroso big-bang,
Aquella espléndida metamorfosis,
Aquel delicioso antes y después...
En los ojos; en la mirada,
En el corazón y en la boca.
En el cuerpo, en los sexos,
Rebotando entre las entrañas y el alma,
Danza deslizándose en la estela plateada
del orgasmo.
Institución del ser,
del mío ser.
Aquel exquisito antes y después,
en mi vida, la tuya;
En mis deseos, los tuyos;
También,
en los nuestros.
Y tal vez Alicia,
Al final,
o por esta vez,
lo mismo da;
Hoy se tu nombre,
y no quién eres
en realidad.
Dado que estás aquí, ya sea a conciencia o inconscientemente; por descuido desorientado o aventura intrépida; Anhelo pasional o casualidad; no es menester osado preguntarte ahora a tí, ¿quién soy para vos, Alicia? ¿Que nombre ves en mí? ¿Que nombre quieres ponerme?
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