No me hace feliz pensarlo…
No, no, no, no;
No me hace bien decirlo…
No, no, no, no;
Pero no hay nada que puedas hacer, ni decir;
Para cambiar razones, por las cual voy a huir…
De ti…
Y así giro sobre mí,
Y me voy muy despacio…
Te pones a correr detrás de mí,
No entiendes que en mi partir,
Me elevé…
Y ahora te soy inalcanzable…
Y la situación es incuestionable.
Y es increíble que transformes en crueldad,
Mi derecho a no querer amarte más,
Pero ni el egoísmo ni tu soberbia cambiarán,
Las certezas sobre tu personalidad,
Que dejé…
Al marchar.
Ni todo el individualismo del mundo,
Te salvará de la revelación
Que dejé en tu espejo,
Sobre ti, de ti misma y para ti…
Y la situación es incuestionable.
Y así giro sobre mí,
Y me voy muy despacio…
Te pones a correr detrás de mí,
No entiendes que en mi partir,
Me elevé…
Y ahora te soy inalcanzable…
Desde la altura puedo ver,
Como tratas de acto cruel,
Tu incapacidad de hacerme feliz,
Mi decisión de no decir si,
Pero ante mí,
Te callas,
Porque te preguntas:
¿Por qué no puedo elevarme con él?
Y desde arriba puedo oler,
La ranciedad de tu testarudez,
De quererme exigir,
Una palabra que diga sí,
Pero como siempre ante mí,
Te callas,
Porque te preguntas:
¿Qué tengo yo para ofrecerle?
Y ante la respuesta,
Girarás sobre ti,
Y te marcharás,
Vacía…
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